Es importante conocer los usos y cuidados que requiere este tipo de horno
Cubre siempre los alimentos que vas a calentar. A excepción de los que vienen en pequeñas porciones (vasos de leche, café, sopas, etcétera). Esto ayuda a que el vapor y la humedad se mantengan y los alimentos se cocinen mejor y no tomen una textura seca. Además no se ensuciará el horno, en el caso de que salpiquen.
Cuando saques un plato del horno, dejar reposar unos minutos antes de consumirlos. Los alimentos seguirán en cocción por algunos segundos más. Otro buen consejo es pinchar los alimentos con piel para que se calienten mejor y no se concentre mucha presión en su interior.
No todo se puede meter al microondas.
No utilices recipientes desechables, porque pueden deformarse o derretirse, y peor aún, pueden transmitir sustancias químicas peligrosas a la comida.
Tampoco uses recipientes de metal o envolturas de aluminio. Otro dato es para cuando observes que mientras calientas la comida, se enciende o produce chispas, ahí debes apaga el horno inmediatamente, dejar la puerta cerrada y esperar a que se enfríe el contenido antes de revisar.
Las papas, tomates y otras comidas con piel es necesario hacerles pequeños orificios antes. Esto permitirá que el vapor escape y el alimento no se rompa.
Jamás introduzcas zanahorias. Esta hortaliza contiene hierro, magnesio y selenio y al entrar en contacto con el calor pueden causar problemas en el aparato.
Tampoco calientes ninguna bebida que contenga alcohol, pues esta es una sustancia inflamable.
Es importante mantener siempre limpio el interior del horno, así evitarás contaminación de olores y sabores. Y si no vas a usarlo, lo ideal es dejar tu microondas desenchufado.