Los cambios pueden reflejarse a nivel psicomotor, psicológico y físico.
El alcohol afecta a los conductores de manera directa en sus capacidades cuando están manejando. A nivel psicomotor, la capacidad del que maneja se ve afectada aumentando el tiempo de decisión y de reacción. A su vez, el alcohol afecta la capacidad para definir la distancia, velocidad o precisión para seguir la trayectoria de manera correcta.
Psicológicamente, el conducir ebrio también produce grandes cambios: aumenta la agresividad y la euforia y al conducir se reduce la concentración. Además, produce apatía y somnolencia, reduciendo la percepción del riesgo.
A nivel físico, la vista del conductor sufre una reducción de su capacidad para seguir objetos, perdiendo campo de visión y vista periférica, así como dificultad para fijar la mirada. La visión sufre cambios que dificultan el reconocimiento de señales, peatones y otros autos.
Como ves, todas estas graves consecuencias merman las capacidades de cualquier conductor al volante y podría producir accidentes con saldos fatales.
Ya sabes, si vas a tomar nunca manejes. No pongas en riesgo tu vida y de los que van contigo.