Es necesario que en esta etapa se tomen ciertos resguardos para que la embarazada y su hijo estén protegidos.
Desde el segundo semestre el manejar se puede volver un poco riesgoso y hay que tener mayor cuidado, básicamente por la distancia entre el vientre y el volante, ya que en caso de un accidente o frenazo brusco, se podría adelantar el parto o causar traumatismo en la guagua.
Lo primero que se debe hacer es justar el asiento para que puedas alcanzar los pedales cómodamente, procurando dejar una distancia entre el volante y el vientre, de entre 15 a 20 centímetros, en caso de cualquier impacto.
El cinturón de seguridad debe atravesar el torso, entre el pecho y el lado del vientre lo más abajo posible sobre las caderas. Evitar que se suba por tu abdomen. Otro dato es que el efecto del airbag no es peligroso para las embarazadas, todo lo contrario es un factor que puede ayudar a protegerlas.
El apoya cabeza del asiento también debe estar puesto a la altura correcta, para que pueda proteger el cuello y la cabeza. Si es posible, ajustar el volante a la altura de los pechos y no hacia la guatita o cabeza.
Si el viaje es largo, nunca conducir más de seis horas seguidas. De hecho, lo recomendable es para cada dos horas para descansar, estirar las piernas, caminar un poco, comer algo y reanudar de ahí el trayecto.
En caso de accidente, no hay que esperar. Se debes acudir al servicio de emergencia del hospital o clínica lo antes posible.
Es recomendable que desde los siete meses en adelante la embarazada vaya de copiloto. Por último, nunca olvidar que es importante tener los números de emergencia en el celular para tener fácil acceso a ellos.
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