Cambiar hábitos de consumo es clave para controlar el gasto en calefacción a gas y eléctrica.
Los sistemas de calefacción suponen casi la mitad de la energía que consume el hogar, por eso es importante un uso racional para garantizar su eficiencia. Basta con cambiar de hábitos de consumo para lograr un ahorro significativo en las cuentas de luz y gas.
– Buena parte de lo que pagamos es la potencia contratada. Si en tu casa nunca se ha cortado la energía cuando activas la lavadora, el horno eléctrico o el lavavajillas, todo a la vez, es posible que haya margen para contratar menos potencia y así pagar menos.
– El consumo silencioso de los aparatos que están “apagados-pero-encendidos” sale más caro de lo que parece. Apagar todo lo que se queda en ”stand-by” como televisores, computadores o equipos de música significa ahorrar cerca de un 10%.
– Seleccionar los programas de electrodomésticos que funcionan a temperaturas bajas (al calentar el agua es cuando más consumen). La lavadora, por ejemplo, elegir temperaturas entre 40 y 60 grados implica un ahorro del 40% de electricidad. Si prefieres lavado con agua fría, mejor aún. En el caso del lavavajillas, los programas Eco funcionan a unos 50 grados centígrados.
– Una temperatura dentro de la casa de entre 19 a 21 grados es la razonable. Por la noche es mejor que en los dormitorios baje un poco: entre 15 y 17 grados. Cada grado de más supone un incremento del 7% en el consumo. Un buen mantenimiento de la caldera puede significar un ahorro de hasta un 15% al año. Los radiadores deben estar limpios y sin muebles que los tapen para que la difusión del aire caliente sea más eficiente. Los radiadores tienen que purgarse al comienzo de la temporada de frío, para que no tengan aire dentro y no dificulte la transmisión de calor desde el agua al aire exterior.
– Evita que se vaya el calor acumulado ventilando a mediodía y no a primera hora de la mañana, que es cuando más frió hace. Abrir las ventanas 10 minutos es suficiente para renovar totalmente el aire.