Normas internacionales de seguridad los hacen cada vez más tecnológicos.
Cada compañía del Cuerpo de Bomberos de Santiago se preocupa de actualizar y mantener sus trajes de trabajo para cada uno de sus voluntarios.
Para tener una idea, un casco de seguridad cuesta $250.000 y está hecho de un material sintético altamente resistente. Una casaca de trabajo, que retarda y aísla el fuego, tiene un valor de $450.000. El pantalón, con refractantes y diseñado para resistir altas temperaturas en materia llamado Nomex, cuesta $200.000.
Un artículo particularmente novedoso es un cinturón que incluye una alarma, que se activa al minuto y medio en que el voluntario que está trabajando en un incendio, se mantenga inmóvil. Es una alarma al hombre caído que es de gran ayuda en caso de algún accidente. Su valor es de $200.000.
Zapatos de seguridad, mascarillas de oxígeno y guantes completan este equipo de trabajo que debe estar en perfectas condiciones para resguardar la labor de todos y cada uno de los Voluntarios.
Los altos costos de los uniformes de trabajo pueden se pueden financiar gracias al aporte permanente de socios colaboradores y así mantener la renovación del material.
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